La carta del tarot de la semana: el Ermitaño (Arcano IX) aterriza en tu vida para que dejes de procastinar en Instagram y te centres en ti mismo

Carta asociada al Signo de Capricornio (muy apropiada ahora mismo, pues nos acercamos la luna nueva de Capricornio según el calendario Kabbalístico) y a la Luna (para seguir en esta fiebre astral: no te pierdas el horóscopo diario). Es una carta muy relacionada con el frío y el invierno. En numerología, es el número 9, que encarna en sí mismo la perfección y lo espiritual. Es la culminación y la realización de los proyectos. Marca el final de un ciclo.

El Ermitaño es el eterno aprendiz con un deseo desbordado de saber siempre más. Representa el arquetipo del Sabio, de aquel que se busca a sí mismo, que busca su individualidad y su verdadero propósito de vida. Contiene en sí mismo una de las grandes enseñanzas del tarot que se resume en que la búsqueda de las respuestas no está fuera, sino dentro.

Nos encontramos ante un arcano de gran vida interior poseedor de una luz que ilumina, pero no deslumbra, representada en ese candil que porta en su mano y que emite esa luz tenue que alumbra el camino ya recorrido, pues el candil que sostiene el ermitaño está orientado hacia el pasado. Nos está mostrando nuestro propio camino recorrido sin deslumbrar a los demás de la forma que él sabe hacerlo, tal y como actúa el auténtico sabio, sin apabullar.

En la carta observamos también que la figura se apoya sobre un gran báculo que representa la certeza, el apoyo, el sostén que le ha ayudado, el refuerzo que toma en su propia fe hacia lo que está haciendo. Representa en sí mismo la sabiduría lograda a lo largo del tiempo, uno de sus pilares para andar el camino. Y nos ofrece ayuda para entender cuál es la parte de nuestro propio caminar, que hacemos en total soledad, ya que nacemos y morimos solos.

Importante destacar que, en el tarot de Marsella, el ermitaño aparece con un cascabel al final de la capucha que simboliza la parte de la niñez, el espíritu alegre y aniñado que representa ese cascabel que es igual al que aparece en la capucha del loco y que el ermitaño a pesar del paso del tiempo no ha olvidado porque está en su esencia. Está diciéndonos que a pesar de toda esa sabiduría y años que porta el arcano, la inocencia y la alegría del loco está también en él y es algo que no debemos olvidar en nuestras vidas. Vivir todos los acontecimientos con alegría. Nos recuerda dulcemente que todos tenemos la posibilidad de la iluminación individual, a través de nuestra propia experiencia.

El ermitaño busca la soledad, pero es una soledad querida, no es impuesta, porque necesita apartarse y tomar distancia para observar todo el camino que ha recorrido y asimilar el aprendizaje adquirido sin olvidar las principales lecciones que el propio camino le ha brindado. Nos enseña que el viaje por el camino, la distancia recorrida, es lo que le ha permitido ver aquello que estando enredado en el mundanal ruido de esta vida que llevamos tan alocada, había dejado de mirar por costumbre. El camino le ha enseñado quién es y lo que es realmente valioso. Nos habla de una forma de estar inserto en el mundo de un modo mucho más responsable, conociendo las leyes del mismo universo para buscar esa tranquilidad interior que tanto anhelamos.

El ermitaño te está diciendo, alto y descaradamente que te perteneces a ti mismo y todo lo que necesitabas aprender mientras transitabas el camino ya lo has aprendido. Cuando has entendido el proceso de la soledad y de la valoración por ti mismo es entonces cuando llega la serenidad; porque no hay nada que aporte más serenidad que no precisar la valoración de otros. Nos enseña que, para poder ver nuestra auténtica realidad, es preciso alejarse de los juicios de los otros y aislarnos un poco del ruido. Nos enseña que muchas de las respuestas que buscamos en el ruido, están ya en nuestra propia luz y nuestra verdad interior, pues aquello que buscamos fuera está a 5 minutos de estar con nuestro silencio. Es una aceptación de que lo que has pasado y aprendido, lo has llegado a comprender tan profundamente que ya no te puede dañar porque ya es una lección superada. El final de un ciclo marcado por el número 9 que rige el arcano.

Aprovecha la energía de esta carta que nos llega en un momento maravilloso, justo a las puertas del mes de los milagros, con la luna nueva del 4 de diciembre, a las puertas de Jánuca y muy cerquita de la Navidad. Prende velitas blancas a lo largo de esta semana, que está llena de posibilidades y de milagros esperando. Toma un baño con pétalos de flores blancas. Reconcíliate con tu mundo interior. Busca en tu interior, disfruta de tu soledad, disfrútate. Llénate de mimos y cuidados y sobretodo escucha en el silencio, porque ahí estará tu ermitaño susurrándote las respuestas que esperabas.

Personalidad del arcano: noble, paciente y responsable, fiel, gran capacidad de aprendizaje, introvertido, le gusta profundizar en el significado de las cosas.

En el amor: soledad buscada y deseada.

En el dinero: estabilidad económica.

En el trabajo: momento para incrementar los conocimientos, para estar calmado en el lugar donde te encuentras.

En la salud: cuidado con los huesos y los oídos.

Nuestro consejo: ahora no es el momento de correr, tómate las cosas con calma. Sé realista y prudente. Mira dentro de ti, encontraras las respuestas que buscas.